Muchas personas me preguntan si soy oficialista u opositor. Mi respuesta es contundente: SOY VENEZOLANO. Pero un venezolano que ama profundamente a su país, sin partidismo politiquero ni fanatismo religioso. Y es que para querer al país no es necesario pertenecer a algún partido político, solo se debe ser consecuente con los valores y principio adquiridos en el seno familiar, como en mi caso, solidaridad, honestidad, respeto, amor por la patria, responsabilidad, entre muchos otros. Hace algunos años atrás Venezuela estaba inmersa en una grave crisis política y social en la cual no se dilucidaba claramente una salida. Fue entonces que apareció un hombre, hijo de esta patria querida, con valores y principios, con ideales y convicciones, dispuesto a dar su vida por cambiar la historia de nuestro país. Y vaya que sí lo hizo!!! Hugo Chávez rescató mucho de lo que habíamos olvidado, el patriotismo, el amor por nuestro prójimo, la libertad... el soñaba con una Venezuela bonita. Como ser humano y Presidente de la República tuvo muchos aciertos y desaciertos, pero todo lo que hizo fue convencido de sus ideales de una patria mejor, desde su propia perspectiva. Ese fue su legado, construir la patria bonita. Pero esta tarea no se logra con "canibalismo" ni con trampas o mentiras, se logra con trabajo, con amor, con entusiasmo y alegría. Debemos seguir el ejemplo de Chávez, no podemos llamarnos chavistas o revolucionarios si seguimos cometiendo los mismos atropellos de generaciones pasadas, debemos ser ciudadanos íntegros, de los cuales nuestros hijos puedan sentirse orgullosos, ya basta de "vivezas criollas", de oportunismos y amiguismos, es hora de asumir compromisos y responsabilidades, pero con valentía, con honradez y lealtad a esos valores y a la memoria de quien dio todo por dejarnos un mejor país; así como los cristianos imitan a Cristo, asimismo los chavistas debemos imitar a Chávez, pero desde su ideología y su patriotismo. Debemos reflexionar sobre nuestra actuación, como ciudadanos, como funcionarios públicos que actúan en nombre de la República. Analicemos nuestro desempeño, ¿será que soy digno representante de aquel a quien digo querer? ¿Será que doy fiel cumplimiento a sus ideales y preceptos? ¿Cumplo cabalmente con mis funciones? ¿Antepongo los intereses comunes a los propios? ¿Realmente soy socialista? Si realmente somos los hijos de Bolívar y de Chávez debemos comportarnos como tal, ser íntegros y dados a los interese colectivos por encima de los personales, hacer revolución es obtener resultados distintos usando métodos diferentes. No se trata de disfrazarnos de chavistas para obtener beneficios personales en nombre de la revolución. En nuestras manos está el poder salir de la crisis, no vendamos nuestra patria, rescatémosla... sí, será una tarea difícil, pero Dios envía a la batalla a sus mejores guerreros... Si nosotros cambiamos cambiaremos el mundo... Solo tenemos que querer... Yo quiero, y tu?
César Augusto Leal V.
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